martes, junio 22, 2010

NUEVA PILDORA DIA DESPUES, LA DE 5 DIAS

El nombre comercial es EllaOne, pero ya ha sido bautizada como la
píldora de los cinco días después. La sustancia es una transformación
significativa y peligrosa del aborto farmacológico: estamos hablando de un
producto de acción abortiva, registrado como anticonceptivo en la
discutible categoría de anticoncepción de emergencia.
La diferencia con la conocida píldora del día después puede parecer
sutil, pero es sustancial. La nueva pastilla actúa dentro de las 72 horas
después de una relación sexual en la que exista posibilidad de concepción.
Y su mecanismo no está del todo claro: en el prospecto informativo se lee
que puede bloquear la fecundación, de forma que actúe como
anticonceptivo, pero también puede provocar la eliminación del embrión
mediante la prevención de su implantación en el útero.
Según lo declarado por el fabricante, una vez iniciada la
implantación la píldora del día después ya no es eficaz. EllaOne se
mantiene activa durante más tiempo -cinco días- debido a que funciona de
un modo diferente: bloquea la progesterona, la hormona del embarazo, de
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manera similar a la píldora abortiva RU-486, y en presencia de un embrión
si no se ha implantado impide su anidación y si ya lo ha hecho, puede
desprenderlo del útero de su madre. Debido a su mecanismo de acción está
específicamente contraindicada en el embarazo.
Desde el punto de vista moral, el uso de ambas píldoras es totalmente
análogo, ya que en ambos casos tomarlas sabiendo que puede haber un
embrión acarrea problemas éticos y de conciencia. Sin embargo, la
comercialización en Italia y otros países de la píldora de los cinco días
después por la compañía que la produce -la francesa Pharma HRA- supone
una diferencia importante: es un fármaco con acción abortiva que la
compañía fabricante ha podido registrar como anticonceptivo, ni siquiera
en la categoría de "emergencia".
La ambigüedad y la confusión no podrían ser mayores, porque
estamos en presencia de un dispositivo que permite obtener legalmente un
aborto precoz con receta en cualquier farmacia de la Unión Europea
clasificando ese aborto como anticoncepción.
Desde el principio, sin embargo, fue precisamente el objetivo
buscado por los defensores del aborto farmacológico: la desaparición del
aborto en sí, entendido como si no se deseara, pero recurriendo a la
interrupción del embarazo. Con más y más pastillas administradas de forma
temprana, en realidad el aborto siempre está ahí, pero se hace invisible,
socialmente no reconocido, y afectando sólo a la mujer que toma la píldora.
Y un aborto invisible no sólo es un drama, sino un drama que será casi
imposible de prevenir.
Cuando llegue a Italia esta nueva píldora aumentarán los problemas
de objeción de conciencia del personal sanitario, empezando por los
farmacéuticos: será difícil considerar como anticonceptivo un fármaco que
puede eliminar un embrión de cinco días. También es curioso que en un
país como el nuestro, donde en nombre de la salud de la mujer, tribunales
de todo tipo -administrativos, civiles y hasta el Constitucional- aman
pronunciarse sobre los embriones humanos, nadie se plantee el problema de
la salud de las niñas que toman las píldoras del día después y de los cinco
días después, sin ningún tipo de control.
Dejando a un lado las razones éticas y considerando que las que
toman estas pastillas son en su mayoría jóvenes -a menudo niñas-,
¿estamos realmente seguros de que vayan a hacer un uso ocasional y de que
la ausencia de control no tendrá consecuencias para su salud futura?
Está apareciendo así una situación nueva de riesgo: confiemos en que
las autoridades competentes, en particular la Agencia Italiana de
Medicamentos, que se encarga de evaluarlos antes de su comercialización,
aborde la cuestión con renovado y gran sentido de responsabilidad
(Assuntina Moréis. Avenire, 4-II-2010). Traducido y publicado por DM,
18-II-2010).

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