Los rumores acerca de "asesinatos piadosos" en hospitales de Nueva
Orleáns se van confirmando a medida que avanzan las investigaciones. La
radio estatal norteamericana, National Public Radio (NPR), ha tenido
acceso a documentos secretos que demuestran que se aplicó la eutanasia a
algunos de los pacientes en estado más grave del hospital Memorial
Medical Center. La asociación de discapacitados Not Dead Yet (Aún No
Muertos) critica que la NPR y otros medios utilicen el término "asesinatos
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piadosos", y afirma que la única verdad, es que el personal sanitario puso
fin a las vidas de estos enfermos para poder escapar de la tragedia.
Las condiciones eran horribles. El Memorial Medical Center estaba
rodeado de agua. No había electricidad, y los generadores fallaban. Se oían
disparos en la calle. Muchas personas trataban de entrar en el edificio,
buscando la protección de sus muros, pero ya no cabía nadie más. Dentro, la
temperatura rozaba los 40 grados y el aire se hacía irrespirable. El personal
sanitario estaba exhausto.
Dos días después del paso del huracán, llegaron varios oficiales de
policía armados, ordenado la evacuación de los familiares de los enfermos y
del personal del hospital no imprescindible. A los primeros se les
tranquilizó prometiéndoles que los pacientes serian muy pronto trasladados
fuera de la ciudad, en helicópteros.
Es aquí donde comienza la triste historia. Los enfermos de la séptima
planta, los más graves, planteaban un severo dilema. Una mujer muere
mientras intentaban trasladarla, según relata una testigo. Al resto de los
pacientes ya se les habían aplicado calmantes mucho más potentes de los
que habitualmente recibían, sin su conocimiento ni el de sus familiares.
Pero seguían vivos; eran un número de personas sin determinar.
Varias personas afirman haber escuchado discusiones entre el
personal sanitario obligado a permanecer en el hospital sobre la
conveniencia de administrar dosis letales de drogas a los enfermos más
graves.
El director de la farmacia de la Unidad de Cuidados Intensivos afirma
que se le informó de la decisión fatal en la mañana del jueves, tres días
después del paso del huracán. La consigna era "no dejar a ningún paciente
vivo detrás". Sólo de esta manera, quedarían liberados médicos y
enfermeros de su responsabilidad hacia los pacientes.
El fiscal general del Estado de Luisana, según la NPR, no ha logrado
encontrar hasta ahora bases suficientes para formular imputaciones contra
personas concretas. Además, desde fuentes cercanas a la investigación se
subraya la dificultad de que puedan encontrarse pruebas suficientes, ya que
los cuerpos fueron encontrados dos semanas más tarde en avanzado estado
de descomposición. Estos son los argumentos que esgrimen los abogados
del personal médico del hospital, pero en frente van a tener a los familiares
de los muertos que exigen saber lo que ocurrió.
Para la organización de discapacitados Not Dead Yet el asunto es
claro: "El único medio que tenia el personal del hospital para poder escapar
era que ya no hubiera más pacientes vivos de los que ocuparse". La
organización admite que este personal "debía estar exhausto y asustado",
pero no tolera que la NPR y otros medios "llamen todavía “asesinatos
piadosos” a estos homicidios". Éste es un término "cargado, que quiere
generar simpatías hacia el asesino". Para la asociación de discapacitados, la
historia "no es distinta del abandono de 34 personas en la clínica Santa Rita
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Nursing Home. En este incidente, 34 personas murieron ahogadas después
de haber sido abandonadas por el personal". La única diferencia es que "la
muerte por ahogo es fácil de demostrar, y por eso los propietarios de la
clínica han sido imputados en 34 casos de homicidio por negligencia"
(Análisis Digital, 24-II-2006).
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