miércoles, abril 15, 2009

LUPUS Y ANTICONCEPTIVOS ORALES

Las mujeres que toman anticonceptivos orales, sobre todo las que acaban de empezar a tomarlos, podrían enfrentar un mayor riesgo de desarrollar lupus, según sugiere un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad McGill (Canadá) y publicado en la revista Arthritis Care & Research (2009;61:476-481).
Aunque la relación entre el lupus y los anticonceptivos orales se ha debatido a lo largo de los últimos años, este nuevo estudio se suma a aquellos trabajos previos que, caso del Estudio de Salud de las Enfermeras, muestran una relación entre los anticonceptivos orales y el lupus, señalan los autores.
El lupus se caracteriza por la inflamación aguda y crónica de varios tejidos del cuerpo. El sistema inmunitario ataca por error las células y los tejidos sanos, dañando potencialmente las articulaciones, la piel, los vasos sanguíneos y los órganos.
Para el nuevo estudio, el equipo dirigido por el Dr. Samy Suissa analizó los datos cuyos expedientes médicos de la General Practice Research Database de Reino Unido de más de 1,7 millones de mujeres. Todas las participantes tenían recetas para anticonceptivos orales.
Durante los ocho años de seguimiento, 786 mujeres desarrollaron lupus. Los investigadores compararon estas mujeres con otras 10 que no tenían la enfermedad.
El equipo del Dr. Suissa halló que los anticonceptivos orales estaban asociados con un riesgo 1,5 veces mayor de desarrollar lupus. El riesgo era mayor, concretamente 2,5 veces, durante los primeros tres meses de tratamiento con la píldora.
Los investigadores especularon que el incremento en los niveles de estrógeno a causa de los anticonceptivos orales podría ser responsable de este mayor riesgo. El estrógeno puede afectar la respuesta inmunitaria del cuerpo, lo que podría desencadenar una predisposición genética a la enfermedad.
Los autores también destacaron que los nuevos anticonceptivos orales, que contienen dosis más bajas de estrógeno, son sustancialmente menos propensos a elevar el riesgo de lupus, en comparación con los anticonceptivos de segunda generación usados en el estudio.

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